¿Quién no está contento con que su vida levante la mano?
¿Y quién no sabe qué dirección tomar?
¡¿Y quién sufre mil molestias físicas y estrés mental y sabe que no es justo allí donde tiene que estar?!
Sería bueno que todos fueran independientes en sus elecciones, que todos fueran independientes en su viaje, que todos pudieran encontrarse de nuevo y descubrirse a sí mismos y, que solo más tarde, pudieran compartir el verdadero yo, por abundancia de amor, con los demás. Estaría bien, pero nos crearon así y nos hicieron crecer de esta manera, en la carencia.
Pero en la falta también hay abundancia, ¡averigüemos por qué!
¿Y cómo podemos cambiar nuestra perspectiva?
¡Descúbrete a ti mismo y sigue tu corazón! De una manera muy simplista muchos piensan que el corazón es donde nos lleva el amor, vistos como la pareja; ¡NO! ¡Nada de esto!
El corazón se encuentra ante todo en nosotros mismos, pero también en las cosas/personas/lugares que vibran en armonía con nosotros.
¿Cómo averiguamos dónde está entonces?
Escuchando la paz… donde hay paz está nuestro corazón, o mejor dicho, donde hay paz… ahí es donde nuestro corazón quiere estar.
Obviamente, debemos permitirnos oír, no hablar, escuchar, no mentir para defendernos, sino escuchar.
Saber dónde está tu corazón es un paso para dejar de mentirte a ti mismo, es un paso hacia el encuentro.
Cuando uno se encuentra a si mismo, las máscaras comienzan a caer, los juicios comienzan a caer, la controversia comienza a caer, porque la reunión es lo primero que se le debe enseñar a un niño.
Pero somos una sociedad que creció enferma; por lo tanto, en lugar de enseñar a los niños cómo vivir sus emociones y cómo desarrollar y hacer crecer esa llama personal que nos da la vida desde dentro; lo aprendemos y descubrimos, si nos apetece como adultos, avanzando hacia lo que se llama crecimiento personal, hasta el redescubrimiento de nosotros mismos y de nuestras aspiraciones más profundas.
La sociedad quiere que todos seamos iguales y si no es así, nos pregunta: ¿por qué no puedes ser normal y tener una vida normal como todos los demás?
Pues bien, la respuesta es sencilla, cuando una persona empieza a encontrarse no quiere homologarse, simplemente quiere encontrarse cada vez más y este encuentro muchas veces está lejos de lo que la sociedad nos ofrece, porque no es homologación, sino personalización, llama de vida para cada ser humano.
¿Todos sabemos reconocer a una persona que está siguiendo su propio camino, por qué se encontró? ¡Eso creo! Una persona que se encuentra brilla con su propia luz.
Cuanto más nos encontramos, más personas se encuentran a sí mismas y menos estamos bajo los efectos de la manipulación de masas, cuanto más somos nosotros mismos y cuanto más libres somos, más libres somos y más felices somos.
¿Quién no está contento con que su vida levante la mano?
¿Y quién no sabe qué dirección tomar?
¡¿Y quién sufre mil dolencias físicas y sabe que no es justo allí donde debería estar?!
Poco a poco empezamos a ser conscientes, a abrir los ojos a la realidad y a nosotros mismos… y poco a poco será más fácil tomar el vuelo.
No esperamos otros días, no proyectamos los mejores momentos para el futuro, ¡comenzamos a crearlos en nuestro presente, en nuestra vida cotidiana! No podemos pensar que llegarán los mejores tiempos, hay que empezar a creer que ya ahora los estamos creando y así es.
¡Ahora es el momento de comenzar a crear la vida que queremos, no mañana ahora!
Respiremos hondo, entremos en nosotros mismos y captemos nuestras verdaderas aspiraciones, incluso aquellas que ahora hemos olvidado, pero que cuando las recordamos sentimos que nos hacen vibrar desde las profundidades, esas fuertes vibraciones que solo nuestra alma puede hacernos sentir, no nos olvidemos de esto.
Recordemos la importancia de estar en sintonía con nosotros mismos, esa armonía que solo puede generar cosas positivas.
Empezamos poco a poco, cada día, a respirar profundamente durante unos minutos recordando todo lo que nos hace vibrar, nos hace brillar, cada día una cosa más… y poco a poco iremos redescubriendo dónde está nuestra alma. Y nosotros también brillaremos con nuestra luz y haremos nuestra pequeña contribución al mundo para ser un lugar mejor.
