La escalada, además de permitirnos ser uno mismo, sin trucos ni mascarás, nos da la oportunidad de ver nuestros bloqueos y trabajos internos que hay que hacer para progresar.
Lo que hay que enfrentar está escrito en manera indeleble en la roca, delante de nuestra cara.
Cada uno escuchando su diálogo interno puede entender donde hay que trabajar. Cada uno tiene su emoción más fuerte que aflora cuando se permite salir de la zona confort e ir al límite (límite mental y físico), hay quien tiene un límite más bajo y quien más alto, pero el límite a menudo depende de nuestro entrenamiento físico, o sea si nuestro cuerpo se queda a nivel físico en el confort; seguramente la cabeza le va detrás, por eso solemos entrenar tanto el cuerpo, para no tener que escuchar la mente y enfrentarnos delante del espejo/roca.
¡Pero yo digo, esta es la belleza de la escalada, una de las bellezas, por lo menos, es que la escalada observada, desarrollada, vista, nos permite crecer en ella y sí, como personas!
¿Entonces porque no empezamos con un proyecto duro, pero que nos dé la posibilidad de movernos y ver que nos tiene que enseñar? ¡Hasta que no hayamos aprendido todo él no nos permitirá encadenarlo!
¡Que lo sepas, entrenar el físico es más una vía de escape, para no tener que solucionar nuestros miedos, y nos permite estar en una zona confort, pero en un nivel más alto!
¡Si nuestro objetivo es crecer, mejorar, además de encadenar… ahí está la solución: la cabeza!